Mi Nancy esquiadora se llama Mónica

Después de algún tiempo de ausencia vuelvo al tajo. Me he perdido muchas entradas de vuestros blogs, pero trataré de ponerme al día en la medida de lo posible.
He estado fuera durante la festividad de Pascua, y la vuelta al trabajo me ha tenido pendiente de varios asuntos que me han robado el tiempo que quería dedicar a visitar vuestros sitios y a presentar a mi Nancy esquiadora. Por fin lo hago, que ya me vale.
Se llama Mónica, como la querida amiga que me la regaló. Es justo que así sea, y pienso que el nombre le queda muy bien.
Como veis despojada de su ropa deportiva es más bonita si cabe, además de muy fotogénica; o me lo parece a mi.
Le he confeccionado este traje de fiesta en varios tonos de verde con un toque de rojo. El corte es muy sencillo y elegante. Como adorno solo lleva unos vivos en verde rematando los bordes, y un cinturón ancho en color rojo cereza a juego con el forro del echarpe. Todo a partir de un retal de seda y un poco de forro.
Los pendientes son reales, esto es, para uso humano, y son los típicos que se utilizan como aderezo en algunos trajes regionales. Los escogí por las piedras verdes que los adornan y que casan bastante bien con la ropa.
Le he retocado el flequillo que no me gustaba demasiado como venía cortado. Lo he despuntado y ensanchado un poco cortando algo más de pelo. Aunque el cabello de Mónica no me parece especialmente bonito (para mi gusto le falta un poco de brillo y su textura no es muy suave) después de tenerla con rulos un par de días, y dándole un pequeño toque de aceite de argán, ha quedado bastante mejor de lo que estaba
Yo la encuentro muy favorecida con su nueva ropa y la sesión de peluquería, y ella parece bastante feliz.

Unos primeros planos de la niña en los que sale especialmente guapa.
Ainnss...es que ya se sabe: la miro con ojos de orgullosa madre de muñecas jjajajajj 

Aprovecho para dar las gracias a las nuevas seguidoras que he encontrado a  mi vuelta, y por las más de 10.000 visitas que este rincón ha recibido desde que inició su andadura. Las agradezco todas y cada una de ellas.
Confieso que me ha sorprendido mucho ver que me visitan tanto gentes de los lugares más dispares y lejanos del mundo, como de la puerta de al lado de mi casa.
A los que comentáis fielmente; a los que pasáis en silencio; a los que me seguís: muchas, muchas gracias a todos.