Aquí os presento a mi
Valentina, y también os contaré porque tiene ese color de pelo tan marciano.
El viernes pasado estuve en
El Corte Inglés acompañando a mi padre que quería comprar unos juegos para mis sobrinos, y claro, una vez en la sección de juguetería no podía dejar pasar la ocasión de chafardear un poco en el estante de las
Nancys y similares. Y hete aquí que veo medio escondidas en un rincón dos
Leslys comunión. Me sorprendió un poco, pues creía que ya no andaban por el mundo, y si quedaba alguna sería una casualidad rara. Pero no, ahí estaban las niñas tan ricamente con un dedo de polvo por encima.
Estaba yo con una muñeca en cada mano, presa de una malísima tentación, cuando mi padre, que ya había comprado lo de mis sobrinos se acercó. Le dije que me apetecía comprar una de las muñecas, pero que tenía dos exactamente iguales por lo que también me parecía una tontería. Mi padre que me tiene muy consentida me dijo que si la quería me la regalaba él. Tengo un padre que no me lo merezco, así que le dije que bueno, y... que yo me compraba la otra. No tengo remedio. Y es que ya estaba maquinando como cambiarlas un poco a base de tinte para el pelo.
Mi experiencia con los teñidos de pelo muñequiles es escasa y decepcionante, pero como mi afición por
Lesly está creciendo como la espuma, y estoy que me muero por una pelirroja, me armé de valor, compré un tinte y me puse manos a la obra.
A l@s que os de el arrebato de teñir una
Lesly de comunión os invito a aprender de mis muchos errores.
El primero fue la elección del color. Que no se os llenen los ojos con el color de la muestra, y haced caso de la máxima "menos es más". Por desgracia yo no la tuve en cuenta y escogí el color más rojo que encontré pensando que al pelo de la muñeca le costaría mucho coger el color y por eso había que elegir el tono más intenso disponible.
El segundo fue el tiempo de exposición. Por lo motivos anteriormente mencionados dejé el tinte puesto durante dos horas, cuando seguramente con el tiempo establecido para el cabello humano hubiera sido más que suficiente. El pelo de estas
Leslys a diferencia del de las
Pepas y las
Nancys es mucho más fino y poroso y se deteriora con mucha facilidad. Las dos horas de tinte le sentaron peor que mal y en algunas zonas las puntas quedaron encrespadas y asperas.
Después de mil enjuagues, un frasco entero de suavizante para el pelo y un recorte de puntas pude por fin ponerle los rulos y dejar que se secara delante del ventilador un par de horas.
El color resultante es demasiado intenso y no parece apropiado para una niña pequeña. En fin, ahora ya no tiene remedio, y soy la feliz poseedora de la pelirroja más pelirroja del mundo mundial.
Contando con la experiencia adquirida, no sé si teñir a la otra nena con un color más discreto y controlando mejor el tiempo de exposición, o dejarla tal cual. ¿Vosotr@s que pensáis? ¿Me atrevo de nuevo, o mejor me dejo de teñidos y me dedico a la cría del champiñón?
Vestida con este precioso modelo original de dos piezas en color marfil -del que no sé el nombre- y repeinada con un par de coletas, mi
Valentina no deja de ser bonita, aunque me hubiese gustado que el color del pelo quedase más natural y discreto.
Por otra parte intenté quitarle los iris para borrar el color azul y sustituirlo por un verde uva, pero están tan incrustados que no hubo manera. Lo dejé estar por miedo a estropear las pestañas que ya empezaban a perder la forma.
Lo mismo más adelante lo vuelvo a intentar, pero, por esta vez mi pobre niña ya ha tenido bastantes sobresaltos con el teñido de marras, que, para más inri incluyó una decapitación y una envoltura tipo momia egipcia en plástico y cinta de embalar transparente. En mi descargo diré que todas estas torturas evitaron que la nena acabara teñida hasta las uñas de los pies.
Valentina os manda un besito muy cariñoso, y os desea unas felices vacaciones. Lo mismo que yo.