Esta muñeca que os presento ha sido un proyecto largamente acariciado. He tardado en llevarlo a cabo por el enorme trabajo que lleva y que he ido posponiendo una y otra vez. Al final me he liado la manta a la cabeza y aquí tenéis a Nitocris enfundada en su vestido de (imitación) lino y adornada con todas sus joyas.
L@s que me conocéis un poco sabéis de mi gran pasión por la arqueología en general, y por la egiptología muy en particular; y claro, era de esperar que tarde o temprano metiera a mis muñecas en este fregado.
Esta es una Pepa oriental que compré hace mucho tiempo con la idea de convertirla en una dama del antiguo Egipto, y hela aquí.
No quiero aburrir a nadie con un rollaco sobre el vestido en el antiguo Egipto. Hay un montón de sitios en la red que lo explican mucho mejor de lo que pueda hacerlo yo y de forma mucho más amena. Sólo os comentaré que por cuestiones de clima, disponibilidad de materiales y también por el respeto que los egipcios sentían por sus tradiciones el vestido apenas sufrió variaciones a lo largo de los siglos.
Para vestir a mi Nitocris me he inspirado en el típico vestido-túnica confeccionado en lino que se sujetaba con unos tirantes anchos que cubrían los senos, o con un solo tirante que los dejaba a la vista. En mi caso he optado por la primera opción.
Como tejido he utilizado una tela de trama abierta de aspecto rústico en algodón. Antes de cortar la prenda la he mojado, y todavía húmeda la he plisado con la plancha.
Los tirantes van cosidos a una cinta también de algodón que se une a la túnica. La cinta roja va cosida encima de la de algodón y se cruza por detrás para ceñir el vestido. Los extremos del nudo delantero van plisados con la plancha imitando las cintas que se ven en las antiguas pinturas.
El vestido es muy sencillo y fácil de hacer. Como se puede observar tan solo lleva una costura trasera.
He maquillado los ojos de la muñeca con acrílico negro dibujando los característicos "rabillos" que usaban los egipcios. El maquillaje de los ojos además de embellecerlos y alargarlos tenía una función protectora y terapéutica frente a las infecciones y la intensa luz solar.
Lo labios están avivados con un rojo teja, y he cambiado sus ojos negros por estos de color verde que me parecen preciosos enmarcados por ese maquillaje tan dramático.
El pelo lo he recortado (me temo que no muy bien) en forma recta para imitar una peluca sencilla. Estuve tentada de adornar el borde del cabello con cuentas, pero me parecia ya demasiado perifollo y lo dejé tal cual.
Si el capitulo del vestido ha sido coser y cantar, el de las joyas y ornamentos me ha llevado una semana entera de trabajo.
He huido de dorados y brillos excesivos, de los que por otra parte tanto se usa y abusa cuando se recrea este tipo de atuendo. En cambio me he decantado por cuentas de cristal con colores que evocan materiales que eran muy apreciados en joyería: fayenza, turquesa, cornalina, lapislazuli, marfil, ónice, etc.
Como metal he escogido el cobre que en esa época tenía un considerable valor. El oro lo dejaremos para la realeza, ya que mi Nitocris tan solo es una dama acomodada que se ha vestido para asistir a una celebración.
Aquí se puede ver el detalle del vestido por detrás y el cierre del collar.
El collar junto con la cinta del pelo han sido las piezas que más trabajo me han dado.
El collar esta compuesto por una base de cañamazo doble a la que van bordadas las cuentas de cristal una por una. Puedo asegurar que es una tarea ardua y pesada, aunque estoy muy contenta con el resultado.
La cinta del pelo esta bordada con canutillos y cuentas y sobre esa base van ensartadas las cuentas de cristal para que la pieza tenga movimiento. También tiene una hartada de trabajo.
Los pendientes están tejidos sobre unas anillas grandes de aluminio que tenía por casa y que me vinieron de perlas para este proyecto. El cobre para tejer los pendientes y los brazaletes lo saqué de un cable eléctrico.
Y llegamos a la parte que más me gusta: las sandalias.
En el antiguo Egipto la gente solía ir descalza, tanto en el interior como en el exterior. Para hacer grandes caminatas llevaban las sandalias colgadas de un palo y se calzaban al llegar a su destino. No obstante en las tumbas se han encontrado sandalias de muchos tipos, incluso algunas de oro, evidentemente para uso ceremonial. Es muy característica la figura del portasandalias, sirviente cuyo cometido era llevar las sandalias de su amo.
Volviendo a las de la muñeca, os cuento que las suelas son de goma eva marrón en un intento de imitar el cuero. Para las tiras he usado cuentas de cristal de diversos tamaños y unas más grandes metálicas para el empeine.
Como mi niña tiene los dedos de los pies pegados he dejado un trozo de cobre fino a fin de que parezca que lleva la tira metida entre los dedos.
Confieso mi absoluta debilidad por los zapatos y sobre todo por las sandalias. He disfrutado lo que no os podéis imaginar confeccionando estas diminutas sandalias egipcias. No sé si están mejor o peor, pero estoy encantada de como han quedado.
Para terminar, (si, ya acabo) os emplazo a que leáis este precioso cuento de cuya protagonista ha tomado el nombre la muñeca. Seguramente os recordará un famoso cuento de hadas del que hay mil versiones y del que ésta, sea posiblemente la más antigua.